Convertir sabores en referencia absoluta de un destino, es algo que todas las ciudades en el país experimentan cuando de su gastronomía se habla. En ese espacio entre tradición e innovación, se instalan entre los comensales regios, nuevas opciones que también se han convertido en visitas obligadas de locales y turistas, nacionales o extranjeros. Es por eso y más que Monterrey se ha convertido en una visita obligada para todo amante del buen comer.
Definitivamente por su cocina Monterrey es cosmopolita y hay para todos los gustos.
Pangea
Tal como su nombre lo indica, Pangea es esa gran masa de tierra que unía a todo el planeta. Imaginen ahora cuál es el resultado de fusionar alimentos, sabores, aromas y texturas, para servirlos en un ambiente elegante y sin pretensiones.
Ubicado en Avenida del Roble 660, Pangea es un concepto refinado que toma lo mejor de los platillos regionales, para agregar un toque sofisticado y contemporáneo, que sin duda ha encantado a todos los comensales que se animan a visitarlo.
La arquitectura es un motivo adicional para ir a Pangea. Fachadas de piedra con pisos de madera, vegetación viva y frondosa capaz de contrastar con colores cálidos y neutros, como los que se ven en la vajilla minimalista y bicolor. En ella se sirven las referencias culinarias creadas por el chef Guillermo González Beristain y su equipo, quienes no descansan hasta deleitar a todo comensal apasionado proveniente de cualquier lugar del mundo.
Y es que lo que sucede al interior de este restaurante, dejó de ser un secreto cuando entró a la reconocida lista: Latin America’s 50 Best Restaurants by S.Pellegrino & Acqua Panna. Desde entonces Pangea defiende con mayor anhelo este merecido título.
Su revolución gastronómica convoca desde 1998, lo mejor de la alta cocina contemporánea, expuesta a la mesa como si de una obra de arte se tratara.
El imperio Pangea ha crecido tanto desde entonces, que actualmente también se dedican a ofrecer servicio de catering e incluso cuenta con su propia tienda de vinos.
Marco Beteta Recomienda: Menú de degustación, la tártara de filete de res angus, jurel de Baja California en tataki, pastelito tibio de chocolate acompañado de helado de té negro y gelée de chabacano, postre insignia de Pangea.
Cara de Vaca
Desde su exterior, el diseño resulta atractivo. Un llamativo letrero con el nombre del lugar, muy al estilo de las marquesinas de teatro, hace una invitación.
Ya en el interior el ambiente es relajado, ad hoc para ir a disfrutar la cocina de fuego entre amigos.
El chef Chuy Villarreal productor publicitario y cocinero mexicano, tiene a su cargo este y otros conceptos que refuerzan su dominio culinario, el cual ya es referencia dentro de la industria.
Los domingos se sirve un especial de la casa: ¡cabrito!. Aunque sin duda, todos los alimentos de parrilla son imperdibles, demostrando porque Monterrey es la capital del asado. Para complementar tu visita, un buen vino de la selección de casa.
Marco Beteta Recomienda: Tacos de cachete de res, el New York en costra de ajo y las orejas asadas
Cuerno
La popularidad de Cuerno ¡nadie la detiene!
Desde que se instalaron como opción emergente, la casa está llena de ávidos comensales y clientes que quieren deleitarse con platillos de la Alta Cocina de Asador, y ordenar los acentos de la parrilla norestense mexicana, la cual involucra sabores de Chihuahua, Coahuila y Sinaloa.
El menú es una lectura que va desde cortes premium, sabores del mar y una increíble y bien curada carta de vinos, cervezas y mixología especializada. La filosofía del chef Oriol Mendívil es muy clara: aprovechar todos los ingredientes por el sabor que ofrecen, más allá de pensar con qué técnica culinaria pueden ser preparados.
Sin duda, los regiomontanos sabían que necesitaban un lugar icónico que convoque sabor, calidad, glamour, estilo y fine-dining, para visitar con amigos o colegas.
Por esa razón el restaurante Cuerno se ha convertido en el punto de reunión por excelencia.
Además el ambiente no deja nada que desear, incluso se puede decir que fusiona el entretenimiento de dos ciudades cosmopolitas como lo son, la Ciudad de México (donde también tienen presencia), y próximamente Nueva York.
Imperdibles durante tu visita: Sashimi de Hamachi con salsa rasurada de chiltepín, chicharrón de pulpo y el famoso postre en Instagram: pastel de campechanas. Que además de ser reconocido en esta red social, es especial por ser un bestseller entre los comensales, quienes se empapan de la historia de este platillo cuando lo ordenan. Este hojaldre originario de Parras, Coahuila, con cajeta de Torreón y nuez pecana de Chihuahua, es un imperdible durante tu visita.
Señora Tanaka
Japón se instaló en Monterrey, en Parque Arboleda de la Avenida Roble para ser exactos. Este restaurante es digno homenaje a las tradiciones del señor de la familia Tanaka, su afición por la cocina y su apasionado gusto por el rock.
Sin duda este es uno de los conceptos gastronómicos más propositivos, pues fusiona lo mejor de varios mundos. Aquí la carta ofrece alimentos fríos y calientes, donde a pesar de enaltecer la original cocina nipona, se sirven platillos especiales elaborados con carne. Dentro de la selección “Cortes Premium”, encontrarás kobe japonés, wagyu, ribeye americano, prime tomahawk y filete añejado. Todos tan correctamente preparados que son favoritos de los comensales.
Imperdibles durante tu visita: Ostiones Kumamoto, sakai que se puede ordenar sin arroz, crispy rice de hamachi, gyozas de Wagyu, pulpo anticucho, atún rocoto, aguachile Madai, el clásico y famoso: Sra. Tanaka, que es un rollo de anguila, salmón, camarón y cangrejo rey, con aguacate, chile de árbol, salsa agridulce, aioli de ajo y cilantro; un último imperdible es el Shibu sin alga, que al igual que el resto del menú puede ir acompañado de un sake de la casa, whiskey o cerveza japonesa.
La Gran Barra
Visitar La Gran Barra es también, una oportunidad para viajar en el tiempo. La decoración y el interiorismo justifican este pensamiento.
Pisos alfombrados que a la vez, tienen diferentes colores y estampados, muy al estilo de salón en el interior de un lujoso hotel, mesas con manteles blancos, cómodas sillas en efecto terciopelo, candelabros que iluminan la comida o cena, y que adornan el lugar colgando del techo, cortinas en colores oscuros, así como una amplia barra de bebidas que destaca e impone por los espejos a sus espaldas, son los elementos que hacen tan característico a este restaurante.
Los comensales eligen visitarlo cuando desean una sobremesa sin presiones, y una amena conversación entre amigos o colegas. Tan atemporal como exquisito, aquí se honran con elegancia, clásicos de la cocina y coctelería.
El menú está pensado para pedir al centro y compartir entre todos los reunidos a la mesa. Las especialidades abarcan sabores del mediterráneo y sirven quesos europeos, con algún elemento árabe que se escapa y fusiona, entre los platillos, mismos que son servidos como si de una obra de arte se tratara.
Los cortes de carne son otra especialidad de la casa, pues como todo icónico lugar en Monterrey, la cocina le muestra respeto a este platillo.
Marco Beteta Recomienda: Tacos de jaiba, el rib eye al mezcal, la barbacoa de picaña, tuétano con Kaztakán, y el pastel “24 layers chocolate cake”, para los fanáticos del chocolate, o para los que quieren algo dulce en porción moderada está el cheesecake de macadamia.