La creatividad es uno de los elementos que distingue la escena restaurantera en la Ciudad de México. La cocina inspira a descubrir, a sorprenderse y a probar, en especial cuando está liderada por quienes se atreven a escribir sus propias reglas. Bajo esta filosofía de aventura han nacido conceptos que hoy son iconos de la ciudad, como Sud 777, con un importante enfoque en la cocina vegetal o Maximo, con su filosofía de la granja a la mesa.
Hoy, el panorama se sigue transformando gracias a chefs, sommeliers y mixólogos que buscan eliminar las etiquetas y hacer las cosas a su manera. Así, es posible descubrir un menú basado en su totalidad en hongos; maridar una cena con mead, una bebida ancestral hecha con miel de abeja, o brindar a la luz de las velas con cocteles inspirados en la herbolaria mexicana.
Te presentamos 6 de los lugares más innovadores en la Ciudad de México.
Somsaa (Roma)
Nacido de la herencia cultural de sus propietarias, las hermanas Somsri y Rachadaporn Raksamran, Somsaa reúne en su carta los sabores de distintas regiones de Asia, con recetas de China, Indonesia, Laos y Malasia. El resultado es un auténtico viaje que expande los horizontes conocidos de la comida asiática en la Ciudad de México. Entre las creaciones de la chef Somsri, destacan los baos con salmón e ikura o los Nonya Laksa Mee, un plato tradicional de Malasia que combina noodles, leche de coco y camarones. En ninguna mesa debe faltar el chili King crab, una especialidad de Singapur. La pulpa de cangrejo azul se sirve con una salsa picante tradicional y baos calientitos para absorber hasta la última gota.
La carta de vinos presume una increíble selección de Pét Nats, cava y sake espumoso, ideales para maridar con platos picantes. La carta de coctelería, a base de té, ofrece opciones aromáticas para acompañar la comida como el Sour Blossom, preparado con gin, hoja de lima Kaffir y una infusión de té blanco.
Malix Restaurant (Polanco)
Después de trabajar en algunas de las cocinas más reconocidas a nivel internacional, como Noma (Copenhague) y Rosetta (Ciudad de México), el chef Alonso Madrigal abrió las puertas de su primer restaurante en Polanco. La propuesta está basada en ingredientes de temporada trabajados con una mezcla de técnicas que van desde México hasta Asia, pasando por el Medio Oriente y el Mediterráneo. El resultado de sabores y estilos inspira el nombre Malix, la palabra maya que se usa para nombrar a los perros sin raza.
Para experimentar este concepto de fusión, prueba platos como lechuga al grill con furikake mexa, tartar de wagyu con pico de gallo y yema curada, magret de pato con mole o buñuelos con helado de chai. Diseñado por el despacho MYT+GLVDK, el espacio muestra materiales como madera, barro y cemento, resultando en un espacio moderno y cálido que invita a disfrutar de una copa de vino en la barra central al caer la tarde.
Tencüi (Santa María La Ribera)
Entrar en esta mansión colonial en Santa María la Ribera significa embarcarse en un viaje a través de los sabores y las propiedades únicas de los hongos. A cargo del chef Mario Espinosa, “Tencüi”, que significa “conectar” en náhuatl, invita al comensal al reconectar con la naturaleza a través de una increíble variedad de hongos y setas, muchos de los cuales crecen dentro de la cámara de fructificación del restaurante.
Así, los sabores tradicionales de México se sirven con un toque único. Descubre platos como enokitaki con croquetas de garbanzo, tostada de ceviche con setas y bizcocho de chocolate con nata de shiitake. Para maridar, en la barra se preparan tragos como el Kombu, con kombucha gasificada de fresa. El interiorismo, a cargo de Ricardo Casas, refleja el espíritu del restaurante, un balance exacto entre tradición e innovación, con muros de colores y piezas de arte modernas.
Colonia Bar & Meadery (Juárez)
Cuenta la leyenda que el mead, o “hidromiel”, se consume desde las épocas de los antiguos griegos. Esta bebida se elabora a partir de miel de abeja fermentada, y se le atribuyen propiedades curativas y espirituales. En la Ciudad de México, el mead tiene una nueva casa: Colonia, en la Juárez. Este espacio de aspecto rústico e industrial también funciona como el centro de producción de Lazarus & Colin, una marca de mead fundada en 2016.
Todo gira en torno a este líquido en Colonia. En la carta de bebidas encontrarás una selección de mead que rota constantemente según la temporada, elaborada con ingredientes como miel de Veracruz y jamaica oaxaqueña. Los platos, contundentes y perfectos para compartir, se basan principalmente en proteína animal. La carta incluye platos como toast de camarón, tacos de pork belly, sliders de chamorro y cheesecake de queso brie, todos diseñados para maridar perfectamente con mead.
SIEMBRA COMEDOR (Polanco)
Con los ingredientes más elementales de la cocina mexicana como protagonistas, los chefs Karina Mejía e Israel Montero han creado un lugar en el que la temporalidad y la trazabilidad dictan todo lo que sucede en la cocina. El proyecto comenzó en 2019 como SIEMBRA TAQUERIA, un espacio dedicado al rescate del maíz criollo. Su evolución, SIEMBRA COMEDOR, coloca bajo el reflector a los granos, legumbres, frutas y verduras que crecen en los campos mexicanos. Sus sabores, aromas y colores brillan en cada plato, elevados con el toque de las brasas, el carbón o el comal. En el menú de temporada, los ingredientes locales se transforman en platos como sope de escamoles y frijoles refritos, pesca del día en pesto de hoja santa y una selección de excelentes tacos que van desde chamorro ahumado con frijoles hasta marlín al carbón con chile guajillo. La pasión por lo natural se refleja en el diseño de interiores del restaurante, a cargo del despacho MYT+GLVDK. Inspirándose en los distintos tonos del maíz, el estudio le dio vida al espacio con elementos de madera, barro y palma, creando un ambiente muy acogedor.
Xaman Bar (Juárez)
La herbolaria mexicana ancestral es la inspiración detrás Xaman Bar. Las repisas de madera, donde descansan plantas, libros y hierbas, anuncian la experiencia que espera. La iluminación baja y el humo del incienso llenan el ambiente de misticismo, e invitan a explorar una propuesta de mixología que rinde tributo al México prehispánico.
Detrás de la barra, la magia sucede a partir de destilados mexicanos, como mezcal, sotol y raicilla, y etiquetas internacionales de vodka, ron o gin. Utilizando ingredientes naturales, como maracuyá y jugo de naranja, y jarabes y bitters hechos en casa, cada trago cuenta una historia sobre el pasado y el presente de México. Para acompañar, hay un breve menú de snacks que incluye guacamole servido con totopos de maíz con chía y las aceitunas xamánicas con aceite de olivo y especias. A lo largo de la noche, el espacio se transforma, aumentando su nivel de energía con la presencia de DJs en vivo que ponen a todos a bailar.
Cristina Alonso vive en la Ciudad de México. Escribe y edita contenido sobre gastronomía, viajes y estilo de vida, y busca visitar los mejores bares en cada destino que visita. @soycristina